El artista ha creado un rincón lleno de magia, donde las curiosas formas en cerámica y un cálido saludo sirven de cobijo al viajero
Adolfo Estopiñan
Arropada entre la neblina, característica del pueblo de La Entrada, en Naguanagua, las pinturas de figuras abstractas, las curiosas formas en cerámica y un cálido saludo sirven de cobijo al viajero que decide adentrase en un pueblo donde la artesanía y gastronomía, le reciben con los brazos abiertos.
En la calle Paraíso haciendo honor a su nombre, se encuentra el acogedor taller de arte Media Luna, donde Asdrúbal Ruiz les abrirá las puertas de su hogar, junto a su esposa Reina Lara, quienes han construido un rincón capaz de transportarlos a través de los recuerdos desde un gran amor hasta aventuras inolvidables de la infancia.
El artista Asdrúbal Ruiz, a pesar de su gran tamaño, tez oscura y facciones bien marcadas características de un carácter fuerte, con una sonrisa recibe a los invitados que deciden adentrarse en la aventura del arte, donde las figuras intrigantes y colores excitantes asombran al más escéptico de los visitantes, en unos curiosos baúles que adornan la pequeña galería se esconde una historia de pasión y dedicación.
"Desde el cuarto grado me ponían hacer las carteleras del colegio, a dibujar a Andrés Bello, Miranda y Bolívar", comenta el artista sobre su iniciación en la pintura, aunque el teatro es y será su gran pasión. Desde muy temprana edad se quedaba a contemplar los títeres durante horas. Cuando el joven Ruiz inicia sus estudios de Derecho en la Universidad de Carabobo, solía pasar frente a la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena, y observar ese ambiente, que no le pertenecía pero sentía suyo, a tal punto que cuando cursaba el segundo año de la carrera decide abandonarla para adentrarse en lo que él llama la magia del arte.
Montando escenografías y haciendo maquillajes comenzó su aventura en el teatro de calle, el cual lo llevo a dar la vuelta al país terminando en el pueblito de La Entrada "Nunca creí que llegaría a vivir aquí, pero cuando ocurrió no quise irme. En el año 79 los niños del pueblo nunca habían visto un payaso, lo único que hacían era masticar chimo y beber cocuy, cuando compartieron esa fantasía se volvieron locos y su sonrisa nos dio fuerza para seguir" afirma Ruiz, quien decide formar el grupo de teatro Vagón y llevar su arte a los niños.
Sin recibir dinero del gobierno buscan lo necesario para alegrar a los infantes, talleres de papagayos, títeres, sancos y manualidades con papel periódico son solo algunas de las opciones que se han venido desarrollando "Aquellos niños que no sabían que era un payaso se convirtieron en sanqueros y enseñan ahora a los más pequeños en sus comunidades" narró Asdrúbal.
Con el arte se aleja a los niños de los malos hábitos que eran palpables en aquella época y con el tiempo han ido empeorando, actualmente el uso irresponsable de las computadoras y la falta de atención de padres, desorienta a los jóvenes. En el taller de arte Media Luna están abiertas las puertas para crear. Los niños y jóvenes tienen en este lugar la oportunidad de expresarse, además buscan unir a las familias en los talleres, si son de manualidades adultos y niños comparten juntos, fomentando los valores necesarios para convivir en armonía, en un pueblo donde todos se conocen.
Reciclando historias
Cada baúl que adorna la casa guarda un historia, al ser construidos con materiales reciclados, una puerta, una ventana, una mesa, cada uno protagonista de su historia desde banquetes hasta serenatas, historias que solo podrán descifrar quienes abran su tapa y se encuentren a ellos mismos, solos en ese vacío que llenaran con el sentimiento que les haga falta.
Ya sea dándole vida a personajes imaginarios o volando papagayos, los habitantes del pueblo de La Entrada, cuentan con Asdrúbal Ruiz el artista, padre y amigo, al que recurrir cuando necesiten un consejo y que saben siempre luchara por mantener a los más pequeños ocupados y en una actividad sana, ya que ellos son el futuro del país.